ALCÁZAR DE TOLEDO
Cuesta de Carlos V, 2
45001 Toledo
Emplazamiento.
El Alcázar de Toledo se encuentra situado en la zona más alta del casco viejo de la ciudad de Toledo, dominando la ciudad a sus pies.
La primera fuente escrita donde encontramos referencia de la ciudad es en la obra del historiador romano Tito Livio, según el cual “Toletum” se originaría del vocablo Tollitum,que evolucionará posteriormente hasta el término actual de Toledo.
Toledo
Latín: Toletum. Su significado sería “levantado, en alto”
Árabe: Tulaytulah. Su significado podría ser “la alegre”. Escrito طليطلة
Judeoespañol: Toldoth
Hebreo: Tolétho
El Alcázar de Toledo es un edificio rectangular con torreones cuadrados en sus cuatro esquinas. Consta de tres plantas, dos sótanos y dos entreplantas.
Los cuatro torreones están culminados por capiteles y pináculos cubiertos de pizarra, mientras que el resto de las cubiertas son de teja curva.
Sus cuatros fachadas son de diferentes estilos y épocas. La fachada norte plateresca de mampostería vista, es la que acoge la puerta principal en cuya cornisa superior se pude leer:
«CARº.V.RO.IMP.HISP.REX.MDLI», es decir,“A Carlos V Emperador de romanos, Rey de las Españas,1551″.
Las ventanas del edificio tienen frontones triangulares artísticamente rematados.
Su tercera planta está rematada con arcos campanéales.
Su patio interior, está decorado según la figura del águila imperial compuesto de una doble arquería.
El edificio fue sujeto del Decreto de 22 de abril de 1949. Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
Siglo V y IV a.c.
El primer asentamiento de la ciudad que se conoce, es una serie de castros sobre los que se edificó la ciudad celtibérica amurallada. Uno de estos primeros asentamientos se situaba en el “Cerro del Bú”, sobre un alto a la orilla izquierda del tajo.
Según se ha publicado recientemente, durante las obras de reforma que se realizan en el edificio, se han encontrado restos en el cerro que ocupa el Alcázar, que documentan su ocupación durante la protohistoria, en los siglos V y IV antes de Cristo
El periodo romano.
En el año 193 a.c., el romano Marco Fulvio Nobilior conquista la ciudad tras una gran resistencia dentro del marco de las guerras contra Cartago, y tiene que proceder a reconstruir la misma tras su toma.
En la ciudad se desarrolla rápidamente una importante industria del hierro y del metal.
Es entonces cuando la zona sufrió un fuerte proceso de romanización como atestiguan los restos de villas romanas en la ribera del río Tajo, el acueducto del que se conservan las bases a ambos lados del río y un circo.
El Alcázar de Toledo tuvo su origen en un palacio romano, construido en el siglo III, que dominaba la amplia ciudad de Toletum, y que fue modificada y adaptada por visigodos y árabes posteriormente.
Siglo VIII.
Al inicio de las incursiones bárbaras, se procedió a la reedificación de las antiguas murallas de la ciudad con vistas a su fortalecimiento.
Sin embargo, en el año 411 la ciudad es conquistada por los alanos, que son derrotados por las visigodos en el 418. Una vez Atanagildo derrota al rey Agíla, este establece su corte en la ciudad, para llegar a transformarla en la capital del reino hispano godo con Leovigildo e incluso en arzobispado.
Gracias a la posición privilegiada de la posición del Alcázar, los visigodos refuerzan militarmente esta zona.
Es en el año 711 cuando la ciudad es conquistada por Tarik, y sometida al dominio musulmán, perdiendo la capitalidad. Con respecto a las edificaciones en los que se asienta el Alcázar, los musulmanes los dotaron de singular importancia creando el denominado Alfizén.
El Alfizén
Sin embargo, el predomino de la notable población mozárabe, la convertía en un punto de especial preocupación para Córdoba.
Se ha publicado recientemente, que el «el cerro lo regaló para construir el Alcázar un cristiano converso al Islam que se llamaba Ambrosio» (ABC 22/11/06)
De esa época data, según estas investigaciones, la primera muralla del Alcázar que fechó en el 756, sobre la que apoya el actual torreón noroeste del Alcázar y que formaba un conjunto con el Arco de Sangre y Santa Fe, en donde se supone que estaba el palacio real. En el año 802, se construyó otra muralla que cerró el recinto.
Sobre el año 800, en concreto durante el emirato de Alhakén I, estalla la sublevación contra Córdoba. Así, el emír tuvo que enviar al muladí Amrús Ben Yusuf (Amorroz para los cristianos) para someter a la ciudad.
Amrús masacró a los muladíes locales en lo que se conoció como la jornada del foso. Para ello, Amorroz organizó un banquete en el palacio del gobernador invitó a comer a las autoridades locales. Apostados a las puertas de la residencia situó a sus verdugos, y a medida que los invitados iban llegando, se les cortaban el cuello y eran arrojados a un foso.
De esta manera, el emír sometió la voluntad del pueblo de Toledo, que no vuelve a rebelarse hasta los años 811 y 829.
Es en la época musulmana, cuando se convierte el Alcázar, en tiempos de Al-Hakam, hermano de Abderrahman II (siglo IX), en Alcazaba, lo que le conlleva la evolución desde el simple recinto amurallado romano a la típica fortaleza árabe del siglo X.
En la época de Abderrahman III, y en concreto en el año 932, se aplasta definitivamente las rebeliones de la ciudad tras un asedio que dura dos años, y es sometida al califato de córdoba. El Alcázar tiene en estos hechos de armas una gran importancia debida a su posición como lugar defensivo que guardaba la única entrada a la ciudad por el Puente de Alcántara.
Al desintegrarse el califato (siglo XI), Toledo se convierte en reino de taifa, que paga parias a los reyes de Castilla para mantener su independencia. Contando con la excelente posición de este espacio, la función principal del Alcázar a partir de esta época fue de carácter defensivo, albergando una serie de edificios de carácter meramente militar.
Alfonso VI (* 1040 – + 1109)
Dentro del proceso de reconquista para la cristiandad de la península, el rey Alfonso VI de León y Castilla entra en la ciudad el 25 de mayo del año de 1085 mediante un acuerdo previo con el Tarifa que la gobernaba. En este acuerdo de capitulaciones, el rey castellano y leones, somete al reino y garantiza a los pobladores musulmanes la seguridad de sus personas y bienes.
El rey concedió fueros propios a cada una de las minorías existentes: mozárabes (Toledo era un importante centro mozárabe con liturgia propia denominada hispano-mozárabe que aún se conserva) musulmanes y judíos. Estos fueros son refundados en el Fuero de 1118.
El rey recupera el espacio del Alfizén musulmán para el Alcázar, dotándole de nuevas funciones y dependencias palaciegas y cortesanas, que se incorporarían a las meramente defensivas del conjunto, y fija su residencia en el edificio, que es restaurado y modificado, tanto por él como posteriormente por Alfonso X, dando lugar al primer Alcázar de planta cuadrada y flanqueado por torres en sus ángulos, poseyendo una fachada principal de tres cuerpos.
Este periodo tuvo singular resonancia tanto en la cristiandad como en el mundo islámico. Toledo estará poblado por mozárabes, castellanos y francos, llegados con el ejército vencedor del rey, que convivirán con árabes y judíos, constituyéndose en la ciudad de las tres culturas.
Es en este momento cuando se devuelve el culto católico a la basílica catedralicia y es elegido como nuevo arzobispo don Bernardo de Cluny, quien impone el rito romano en la Iglesia de Toledo.
Siglo XIV
Durante la guerra civil castellana, la ciudad de Toledo tomó armas a favor de Pedro I, siendo tomada la ciudad en enero de 1.396, tras refugiarse en sus muros Doa María de Padilla, amante del rey
Reyes Católicos
Fernando II de Trastámara (* 1452 – + 1516)
Isabel I de Trastámara (* 1451 – + 1504)
Serán los Reyes Católicos, los que urbanizaran y engrandecieran la ciudad de Toledo, reformando el Alcázar.
Así, a medida que la marca de la frontera con el Islam se va alejando, las funciones militares del edificio van dando paso a estructuras y arquitecturas más cortesanas, alojándose en el Alcázar en innumerables ocasiones los Reyes Católicos, incluso en la proclamación de herederos de la Corona de Castilla de Juan y Felipe el Hermoso que se celebra en la ciudad.
Así, el Alcázar pasa a ser más un palacio para disfrute de la monarquía que un emplazamiento militar.
Carlos I (* 1500 – + 1558)
En la revuelta de los comuneros (1520) la ciudad es una de las primeras que se une a la misma, en contra de un rey extranjero, bajo el liderazgo de Lasso de Vega y Padilla.
Tras la derrota en Villalar (1521) los comuneros toledanos, dirigidos por María Pacheco, viuda de Padilla, se siguen oponiendo a la voluntad del rey Carlos I, hasta su rendición en 1522.
El rey, tras la conquista de la ciudad, fijó su residencia en el Alcázar.
En el año de 1535 Carlos V asume la modificación y reconstrucción del edificio, y aunque no perdió por ello su importancia estratégica se dulcifica notablemente su estructura. Por ello, el monarca, dotado de gran gusto por la arquitectura, propone un nuevo impulso para el degradado edificio y convoca para su reforma a algunos de los mejores arquitectos de la época.
El Alcázar como lo conocemos hoy fue construido a partir del 21 de diciembre de 1537, día en el que Carlos I nombró arquitectos de la restauración a Alonso de Covarrubias y a Gaspar de Vega, que crean el modelo de palacio de los Austrias.
Covarrubias sitúa la entrada principal del Alcázar en la fachada norte, en la que diseña una obra de arte que lamentablemente es poco visible debido a su orientación.
Asimismo, la mole del edificio parece se concibiera como contrapeso de la Catedral de la ciudad, sobresaliendo ambos edificios del perfil de la ciudad, como contraposición entre el poder temporal y el espiritual
Felipe II (* 1527 – + 1598)
El rey Felipe II, mantiene residencia en el edificio, hasta la decisión de trasladar la corte a Madrid (1561), en que la ciudad perdió gran parte de su peso político y social.
Bajo la dirección de Villalpando, se edifica el patio central y escaleras, y con Felipe II como rey, Juan de Herrera construye la magnífica fachada sur.
Cuando el emperador decide en 1561 trasladar la corte a Madrid, el Alcázar pierde su función palaciega y comienza una etapa de abandono y decadencia.
Durante este periodo, el edifico se usa tanto como Presidio de Estado como cuartel de caballería.
En 1571 Juan de Herrera se hizo cargo de las obras aportando el diseño de la Capilla Real, realizada por Juan Bautista de Toledo. La traída de aguas al Alcázar se realizó a través del artificio de Juanelo Turriano.
El traslado de la corte a Madrid y el interés de Felipe II en las obras de El Escorial, provocaron un parón en las obras del edificio, que no finalizan hasta el año de 1.643.
Carlos II (*1661 – + 1700)
Durante este periodo es edifico pierde su peso específico hasta que se recupera su uso como residencia para la madre de Carlos II (Mariana de Austria), y posteriormente como residencia para su viuda la reina Mariana de Neoburgo, que es aconsejada por el arzobispo de Toledo, el cardenal Luis Fernández de Portocarrero.
S XVIII
El edificio no volverá a su función militar hasta la guerra de Sucesión (1710 – 1713), siendo convertido de nuevo en cuartel por el archiduque Carlos de Austria.
El Alcázar sufrió su primer gran incendio, que duró tres días y destruyó gran parte del edificio, incendio que fue provocado por las huestes del Archiduque Carlos, antes de escapar del ataque llevado a cabo por el propio pueblo de Toledo que le obliga a retirarse.
En el año de 1771, el rey Carlos III lo cede al Cardenal Lorenzana para que fundara la Real Casa de la Caridad, encargando las obras al arquitecto Ventura Rodríguez.
S XIX
Es durante la guerra contra el francés cuando el edificio vuelve a sufrir otro gran incendio al ser incendiado por las tropas de Napoleón en el año de 1810.
Durante el reinado de Isabel II, el Ministerio de la Gobernación, instala en la torre S.E. un mecanismo telegráfico para enviar mensajes codificados desde Madrid hasta Cádiz. El Alcázar fue el puesto nº 10 de la Línea de Andalucía, creada por el Brigadier Mathé.
Los puestos de esta línea de torres de telegrafía óptica estuvieron en algunas poblaciones como Aranjuez, Toledo, Consuegra, Ciudad Real, Puertollano y Fuencaliente; en la parte andaluza atravesaba entre otros lugares como Cardeña, Montoro, Córdoba capital, Carmona, Sevilla capital, Las Cabezas de San Juan, Jerez de la Frontera, Cádiz capital y San Fernando.
Su funcionamiento como telégrafo óptico fue breve, desde 1848 hasta 1857, año en el se instala en el edificio la Academia de Infantería.
Debido a las necesidades de la Academia, el edificio será reedificado en el año de 1882, momento en que se instala la Academia General Militar.
Es en el año de 1887 cuando otro incendio fortuito destruye el interior del edificio, que obliga a una nueva reconstrucción del edificio para su utilización como Academia Militar.
En 1931 se reunieron en él Alcázar las Academias de Infantería, Caballería e Intendencia, situación en la que permaneció hasta el asedio del año 1936
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El 30 de marzo de 1936, según reza la fecha del documento, el teniente Coronel de la guardia civil Don Pedro Romero Basart, redactó una orden, que envió con una serie de cartas lacradas a cada puesto de la guardia civil.
En el sobre se daba una consigna “Siempre fiel a su deber”. Cuando recibieran esta, cada comandante abriría el sobre y ejecutaría las órdenes que se especificaban. Las órdenes eran instrucciones detalladas para que los puestos aislados se concentraran en un núcleo común: El Alcázar, llevando con ellos enseres imprescindibles y familia.
A las siete de la mañana del 21 de Julio, y en el patio del Alcázar, el Capitán Vela-Hidalgo lee la proclama del estado de guerra. Se inicia así, los setenta días que asombraron al mundo, y que dio origen a la Hermandad que hospeda estas páginas.
Sobre el asedio, les remitimos a las páginas específicas de esta web, que acabaron en la total destrucción del Alcázar, las concesiones de las Laureadas de San Fernando Individuales y Colectivas, la creación de la Hermandad de Santa María del Alcázar,…
El 24 de febrero de 1937, se publica en el Boletín Oficial del Estado, en su número 127 la declaración de Monumento Nacional del edificio del Alcázar de Toledo.
Esta concesión fue a propuesta del ayuntamiento de Toledo, encargando la custodia del edifico al Sr. Marqués de la Vega Inclan, por orden del Gobernador Civil de Toledo.
La completa destrucción sistemática que sufrió el edificio, exigió una reconstrucción total del edificio, que se realizó siguiendo los planos de Covarrubias y Ventura Rodríguez, por los ingenieros militares Manuel Carrasco, Julio Hernández y Arturo Meña.
Tras su reconstrucción en la década de 1950, respetando la estructura antigua del edificio, se crea el Museo del Asedio y se traslada a él una sección del Museo del Ejército, destacando entre su colección de armas, las procedentes de la Fábrica de Armas de Toledo. En las salas del piso superior destacan las maquetas de cinco importantes batallas de la Historia de España.
El Alcázar en los últimos años, ha acogido distintos organismos del Ministerio de Defensa, así como la Sección Delegada del Museo del Ejército, la sede del Patronato del Alcázar y el Museo del Asedio.
En el tercer piso y en los torreones se instala en los años noventa la biblioteca Borbón-Lorenzana